Como todos los países, Austria ha visto influida su actividad por la pandemia del coronavirus durante los dos últimos años. El Gobierno introdujo con celeridad medidas dirigidas a paliar sus efectos en la economía, principalmente frenar el aumento del desempleo y apoyar a las empresas.
Estas medidas se convirtieron en prioritarias, dejando de momento en un segundo plano algunos de los asuntos más importantes de su agenda, como por ejemplo: la eliminación gradual de fuentes de energía contaminantes como el petróleo y el carbón, la mejora de las infraestructuras, la contratación de trabajadores extranjeros para paliar la carencia de mano de obra en ciertos sectores, la elaboración de un plan de investigación, tecnología y política de innovación para 2030, o el impulso de la fibra óptica y de la tecnología móvil 5G.
En junio de 2021, la Comisión Europea aprobó el Plan de Recuperación y Resiliencia de Austria, en consonancia con la estrategia europea anti-Covid puesta en marcha por Bruselas. El plan, dotado con 4.500 millones de euros, se centra en cuatro áreas principales de actuación: desarrollo sostenible, desarrollo digital, mejora del conocimiento y desarrollo de la cohesión social, la salud y los cuidados. El 58% de los programas tienen objetivos medioambientales, mientras que un 52% impulsan la digitalización, con proyectos que comparten ambos objetivos.
Sin embargo, la invasión rusa de Ucrania ha creado una gran incertidumbre, que se ha plasmado ya en una revisión a la baja de las previsiones de crecimiento de la economía, pues no podrá alcanzar la cifra del 4,5% registrada en 2021. Hay que tener en cuenta que Austria es uno de los países europeos más dependientes del suministro de gas ruso.
Como corresponde a un país de tamaño reducido, su economía se caracteriza por una gran apertura al exterior, equivalente al 84% de su PIB en 2021.
Los principales países suministradores del mercado austriaco durante el pasado año fueron, por este orden, Alemania (con el 33,1% del total), China (7,4%), Italia (6,5%), Suiza (5,5%) y la República Checa (4,4%).
Con estos datos, puede observarse cómo son sobre todo los países vecinos -destacando Alemania e Italia- los socios comerciales preferentes, lo cual deberá tenerse muy en cuenta a la hora de analizar los posibles competidores.
Austria es un mercado pequeño, de 8,9 millones de habitantes, pero muy maduro, con un elevado nivel tecnológico y una amplia oferta de bienes y servicios.
El poder adquisitivo de los consumidores también es elevado, lo que obliga a los importadores a ser muy exigentes. A este respecto, desde la Ofecomes en Viena se destaca que “los compradores austriacos presuponen un suministro puntual, así como una distribución fluida de piezas de recambio y el funcionamiento perfecto de los servicios posventa. Los estándares técnicos y las exigencias de calidad son elevados. Eso sí, con el avance de la globalización económica, las decisiones de compra se ven supeditadas en medida creciente al argumento del precio”.
Es importante también tener en cuenta que la reducida dimensión del mercado hace que la compra se realice en algunos casos a través de importadores alemanes.
Por otra parte, la importancia y proximidad de los mercados alemán e italiano hacen que muchos compradores austriacos suelan acudir a las ferias celebradas en estos países para conocer la oferta de su sector. No está de más recordar el papel de liderazgo mundial que ejerce el sector ferial de Alemania (ver artículo en El Exportador).
Finalmente, dado que Austria ha mantenido tradicionalmente fuertes vínculos políticos y económicos con los países del Centro y Este de Europa, muchas empresas austriacas llevan a cabo actividades mayoristas en estos mercados y algunas cadenas detallistas se han implantado en ellos.
El marco que regula la inversión extranjera (IED) en el país es, lógicamente, el unificado para toda la UE. Solo para fines estadísticos, el Banco Nacional de Austria solicita determinada información sobre cada proyecto de inversión.
En el caso de que una IED supere los 500.000 euros y represente más del 10% en el capital de una empresa, sí será necesario notificarla al Banco Nacional, a más tardar hasta el día 15 del mes siguiente a la transacción. Asimismo, es preciso comunicar el pago a inversores extranjeros de beneficios superiores a 500.000 euros generados por una empresa creada en Austria.
En 2021, el stock de IED en el país alcanzó los 175.136 millones de euros, el 43,4% del PIB. El primer inversor es Alemania, con el 29,1% del total. Le sigue en importancia Rusia, con el 13,4% del total invertido, un dato crucial para entender el grado de incertidumbre que se cierne sobre la economía austriaca por las sanciones europeas a los intereses rusos como consecuencia del conflicto bélico con Ucrania. Los siguientes países inversores son Estados Unidos, Suiza, Italia y los Países Bajos.
El principal sector receptor de inversión directa en Austria en 2020 fue el de servicios profesionales, científicos y técnicos, que alcanzó el 53% del total, seguido del sector financiero y asegurador (14,5%) y del comercial (11,1%).
Como miembros de la UE, los contactos entre ambos países son muy estrechos y las relaciones económicas son muy fluidas y satisfactorias.
En 2021, los intercambios comerciales lograron superar las cifras prepandemia en ambas direcciones. Las exportaciones españolas ascendieron a 2.435 millones de euros (un 9% más que en 2020). Mientras, nuestras importaciones alcanzaron los 2.321 millones (un 24% más que el año anterior).
El incremento de nuestras compras ha provocado, sin embargo, la reducción de nuestro habitual superávit comercial hasta los 114 millones de euros, frente a los 358 millones de 2020.
Los principales capítulos de exportación española al mercado austriaco fueron en 2021 los vehículos automóviles, seguidos de las frutas, máquinas y aparatos mecánicos, productos farmacéuticos, aparatos y material eléctrico, química orgánica, materias plásticas y sus manufacturas, y legumbres y hortalizas.
El número de empresas españolas exportadoras de sus productos a Austria superó las 5.300 en 2021, mientras son más de 30 las filiales y sucursales comerciales españolas actualmente instaladas en el país centroeuropeo. En los últimos 10 años, se han llevado a cabo inversiones importantes en los sectores bancario, de servicios financieros y hoteleros, eliminación de residuos, automoción, farmacéutico y telecomunicaciones.
Dentro de nuestro sector agroalimentario, que mantiene ya una importante presencia en el mercado austriaco, es importante mencionar las posibilidades que ofrecen las nuevas tendencias de consumo, principalmente los productos biológicos, el creciente consumo de pescado en todos sus formatos, la alimentación de conveniencia y el canal Horeca.
El sector de confección textil demanda cada vez más la incorporación de un fuerte elemento de diseño, en productos como marroquinería, accesorios o calzado.
El hábitat y los materiales de construcción se han visto potenciados por el cambio de hábitos debido a la pandemia, que han llevado a los consumidores a dedicar mayores ahorros a la reforma y mejora de sus viviendas.
Otro sector que ofrece interesantes oportunidades es el de infraestructuras. Se han previsto importantes inversiones para la ampliación y mantenimiento de la red de autopistas y carreteras. El operador estatal de ferrocarril, ÖBB, está llevando a cabo un programa de inversiones en infraestructuras ferroviarias por importe de 18.200 millones de euros en el marco de su programa estratégico 2022-2027. Asimismo, ha anunciado la próxima adquisición de 540 trenes.
También en el ámbito municipal se van a llevar a cabo proyectos de gran envergadura en las redes de transporte público, destacando las obras de ampliación del metro de Viena (U2-U5), uno de cuyos lotes, por importe de 242 millones, ha sido adjudicado a un consorcio de tres empresas, una de las cuales es Hochtief Austria (filial de la alemana, propiedad de ACS), y la ampliación de la red de tranvía de Graz.
Finalmente, dentro del sector energético, el Gobierno austriaco se ha fijado como objetivo aumentar la cuota de energías renovables en el consumo final bruto del 45% al 50% para 2030, y cubrir el 100% del consumo total de electricidad de fuentes de energía renovables.
Para hacer posible la transición energética, se deberán invertir anualmente alrededor de 1.500 millones de euros en la ampliación de la red existente y la construcción de nuevas redes energéticas en el país.
MANUEL JAVIER ARCE
Guía de incentivos a la implantación en Austria
Ed. Ofecomes Viena, 2021, 9 págs., en español
Country Report. Austria
Ed. The Economist Intelligence Unit (EIU), mayo 2022, 37 págs., en inglés
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