Gracias a las reformas institucionales emprendidas, a la incorporación a la UE en 2004 (y a las transferencias comunitarias recibidas), y a una combinación adecuada de medidas de política económica, Polonia viene disfrutando de un potente ciclo de crecimiento desde hace 25 años.
Desde su entrada en la UE, el país ha experimentado tasas de incremento medio del PIB de alrededor del 4%, y un aumento del PIB per cápita hasta 2020 del 134,3%, factores que han contribuido a impulsar un importante proceso de convergencia con los países europeos más desarrollados.
Los datos del PIB para 2021 arrojan cifras de crecimiento del 5,7% y, para el año 2022, se estiman incrementos del 5,2% y del 4,4% en 2023, según la Comisión Europea.
Entre las ventajas de su economía, cabe citar, entre otras, la solidez de su sistema bancario, una muy fuerte demanda interna y una eficaz utilización de recursos de los Fondos Estructurales Europeos.
Polonia ha sido el mayor receptor de estos fondos dentro del Marco Financiero Plurianual (MFP) 2014-2020 de la UE, con 82.500 millones de euros en transferencias (un monto equivalente al 18% del PIB de 2018).
Respecto al actual MFP 2021-2027, el país seguirá siendo el mayor beneficiario, pues recibirá 120.000 millones de euros en Fondos Estructurales, en los que están incluidos los 53.000 millones del instrumento NextGenerationEU, puesto en marcha por las instituciones europeas para reparar los daños causados por la pandemia.
En cuanto a los retos, Polonia, al igual que España, se enfrenta al envejecimiento de la población activa y a una de las tasas de natalidad más bajas de Europa. Para financiar y mejorar su estado de bienestar es necesario que el país siga creciendo y distribuyendo adecuadamente la riqueza.
Siguiendo con los desafíos, será necesario que en los próximos años se ponga énfasis en la modernización (digitalización, salud e I+D+i), en la transición ecológica, y en propiciar la reasignación factorial en la economía hacia sectores productivos (i) comercializables; (ii) de alto valor añadido y output por trabajador; (iii) capaces de generar empleo de calidad; (iv) que propicien la acumulación de fuertes ganancias de productividad (v) y sostenibles ambientalmente.
Por último, en relación con los riesgos, no puede dejar de mencionarse, por un lado, el riesgo social relacionado con las amenazas al Estado de derecho (independencia judicial, derechos de colectivos LGTB, etc.) que amenazan con provocar una división social y una oposición mayoritaria a cualquier propuesta pública; y, por otro lado, la necesidad de impulsar la liberalización de la economía en aras de mejorar su competitividad.
Este mercado, de 38,1 millones de habitantes, se ha situado en sexto lugar entre las economías de la UE-27 y es el mayor de Europa Central. Entre los diversos factores que le otorgan gran potencial se encuentran la mejora de las condiciones económicas y el aumento del poder adquisitivo de la población.
A partir de ahí, han aparecido oportunidades en los sectores de bienes de consumo, hoy por hoy el componente más dinámico del crecimiento del PIB. Por esa razón, al menos en las grandes ciudades, la fórmula comercial más exitosa son los centros comerciales, en los que puede constatarse una gran competencia internacional.
Igualmente, el comercio electrónico, con 20 millones de consumidores digitales, está mostrando un elevado desarrollo y, por ende, una oportunidad de negocio. Se espera que el mercado B2C crezca desde los 1.300 millones de euros en 2021 hasta alcanzar los cerca de 20.000 millones en ventas en el año 2025.
De todas formas, es el sector industrial, apoyado por la llegada de inversión extranjera directa (IED), el que se mantiene como uno de los pilares principales de la economía. Polonia se encuentra entre los países de la UE en los que la industria tiene un mayor peso, ya que representa el 24,2% del valor añadido bruto.
Desde la Ofecomes en Varsovia, se señala que “la importación de bienes de equipo, material eléctrico y suministros seguirá siendo una necesidad en los próximos años, si bien en este momento la oportunidad está centrada en equipos que proporcionen ahorro en costes por su precio o su tecnología”.
Dentro del sector servicios, los de ingeniería ligados a la construcción de obra civil y al sector energético han sido hasta ahora muy demandados, ya que se han financiado con la gran cantidad de fondos europeos recibidos por Polonia y existía además la necesidad de renovar numerosas infraestructuras. En todo caso, operar en este sector entraña también riesgos y dificultades, entre ellos, la elevada competencia, la alambicada legislación de contratación pública, el exceso de burocracia y el fuerte aumento de los precios de los materiales y de la mano de obra.
Desde su adhesión a la Unión Europea en 2004, la apertura comercial del país ha registrado un importante incremento. En 2020 alcanzó el 108,3%, lo que supone 10 puntos porcentuales más que en 2019.
Al analizar el comercio exterior polaco, puede constatarse su fuerte carácter intraindustrial, principalmente debido a la fuerte presencia de multinacionales del sector de la industria (automoción, química, aviación, etc.).
Alemania es, lógicamente, el principal socio comercial de Polonia, alcanzando en 2021 el 28% de sus exportaciones y el 25,3% de sus importaciones. La integración del país en la cadena de valor alemana explica la elevada interconexión comercial de carácter intraindustrial entre ambas economías.
En términos de exportación, tras Alemania se situaron la República Checa, el Reino Unido, Francia e Italia. Mientras, en cuanto a las importaciones, Alemania continuó como lider, seguida de China, Países Bajos, Rusia e Italia.
Desde la Ofecomes en Varsovia se destaca la entrada en vigor, en abril de 2018, de la ‘Constitución para los Negocios’ que persigue “crear un marco regulador más sencillo y adecuado para facilitar la actividad empresarial y mejorar la relación entre la Administración y las empresas, en un entorno de seguridad jurídica”.
Esta iniciativa engloba una serie de instrumentos, entre los que destaca la Ley de Empresarios, según la cual los inversores de los países miembros de la UE pueden desarrollar actividades económicas en Polonia en las mismas condiciones que las empresas locales.
En el capítulo de incentivos, destaca la entrada en vigor, en junio de 2018, de la Ley de Apoyo a Nuevas Inversiones, por la cual toda Polonia se convirtió en una "zona económica especial", extendiendo las ventajas de las Zonas Económicas Especiales (ZEE) a los inversores por un período entre 10 y 15 años en todo el país.
Las ZEE se crearon a mediados de los años 90 del pasado siglo. Se trata de áreas territoriales donde se puede invertir en condiciones preferenciales con el fin de favorecer el crecimiento de las regiones polacas menos desarrolladas. Existen actualmente 14 ZEE que ocupan una superficie de 25.000 hectáreas y cuya vigencia está prevista hasta el año 2026.
Según subraya la Ofecomes en Varsovia, la Ley de Apoyo a Nuevas Inversiones “es uno de los pilares de la Estrategia para el Desarrollo Responsable y se pretende con ella estimular la inversión en el sector privado para convertirla en el principal motor de crecimiento de la economía”.
Las relaciones bilaterales entre España y Polonia son cordiales y están muy influidas por el hecho de ser, ambos Estados, miembros de la UE. Los dos países tenemos una demografía similar, como similar es también nuestro proceso de convergencia con Europa, lo que nos lleva con frecuencia a adoptar posiciones comunes en el seno de la UE. De hecho, España suele ofrecer su apoyo y experiencia a Polonia, y sin duda de ello pueden beneficiarse las empresas españolas.
Las cumbres bilaterales anuales acordadas entre los dos países son un instrumento muy positivo para desarrollar iniciativas de cooperación y servir de última instancia para contenciosos económicos y empresariales. Tanto es así que, ya desde 1982, España y Polonia mantienen en vigor un Convenio de Doble Imposición.
En el ámbito comercial, durante los últimos tres años los intercambios comerciales han arrojado cifras razonablemente favorables a España, alcanzando el valor de nuestras exportaciones los 7.011,9 millones de euros hasta noviembre de 2021, un 28,7% superior respecto al período precedente.
Por lo que se refiere a la IED, el flujo de inversión bruta española en el mercado polaco en 2021 fue de 88,4 millones de euros. Por su parte, el stock de inversión bruta acumulada ascendió hasta los 5.802 millones en 2019. Actualmente, están instaladas en el país más de 640 empresas españolas de distintos sectores.
Por lo tanto, para España, Polonia es claramente un socio europeo estratégico de primer orden. No solamente por haber demostrado ser una de las economías más dinámicas y resilientes de Europa, sino por el ejemplo de competitividad empresarial evidenciado tanto dentro como fuera de sus fronteras.
Polonia ha puesto de manifiesto durante los últimos años cuáles son los ingredientes para un modelo de crecimiento a largo plazo: un potente sector educativo (5º y 6º en los rankings de PISA de 2020, en ciencias, matemáticas y lectura), un ecosistema de emprendimiento basado en el esfuerzo, la innovación y la creatividad; y una capacidad productiva resiliente, capaz de sostener tasas de desempleo del 2,9% como la actual.
Los esfuerzos de ambos Estados por contribuir a unas relaciones bilaterales sólidas y equilibradas no han hecho más que profundizar las oportunidades de negocio en sendos países, especialmente, en sectores primordiales como las infraestructuras energéticas, el transporte o el desarrollo de energías renovables.
No obstante, habrá que esperar a observar cómo afronta los, asimismo, mayúsculos retos referentes a la transición climática hacia un futuro energético más verde y digital.
MANUEL JAVIER ARCE
Ficha País. Polonia
Ed. ICEX, octubre 2021, 2 págs., en español
Informe Económico y Comercial. Polonia
Ed. Ofecomes Varsovia, septiembre 2021, 53 págs., en español
Guía de Negocios. Polonia
Ed. Ofecomes Varsovia, marzo 2021, 56 págs., en español
Guía de país. Polonia
Ed. Ofecomes Varsovia, marzo 2021, 57 págs., en español
Country Report. Poland
Ed. The Economist Intelligence Unit (EIU), enero 2022, 35 págs., en inglés
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