28/01/2020
El segundo país con más habitantes del mundo presenta una economía en expansión y con el potencial suficiente para afianzarse como un destino prioritario de los exportadores e inversores españoles en la región.
La India ha experimentado una profunda transformación desde que iniciara el proceso de apertura económica y política en los años noventa del siglo pasado.
La llegada al poder de Narendra Modi en 2014 supuso un nuevo impulso al programa de reformas estructurales del Gobierno dirigido a impulsar el desarrollo y a abrir el subcontinente al mundo.
La “desmonetización” de 2016, que retiró de la circulación billetes de 500 y 1.000 rupias, y la reforma tributaria de 2017 basada en un nuevo impuesto común para todo el país han sido, por el momento, las iniciativas de mayor calado dentro de esta estrategia de modernización, que para esta legislatura tiene como objetivo principal convertir a la India en una economía de cinco billones de dólares para 2025, frente a los casi tres billones registrados en la actualidad.
Sí es cierto, sin embargo, que la aplicación de algunas de las necesarias medidas de reforma, la evolución del escenario internacional y, sobre todo, la caída del consumo y la reducción de las inversiones privadas han tenido una repercusión directa en la reciente desaceleración del crecimiento económico del país.
El PIB descendió en el primer semestre del año pasado hasta el 5,8% y el FMI anunció recientemente que rebajaba al 4,8% su expectativa de aumento para 2020, muy lejos de las cifras cercanas al 7% registradas durante los ejercicios anteriores, pero con el pronóstico de retomar el ritmo a medio plazo hasta situarse al paso de China.
Este se situó en casi 200.000 millones de dólares durante el último ejercicio fiscal 2018-2019, pues las exportaciones totalizaron 330.000 millones de dólares, un 9% más que en el mismo período anterior, mientras que las importaciones sumaron cerca de 515.000 millones de dólares, tras experimentar un incremento del 10,4%.
La demanda creciente de productos electrónicos y equipamiento eléctrico, de combustibles fósiles y de insumos para una industria local impulsada por el programa “Make in India”, así como las barreras existentes para algunos tipos de bienes, explican el continuo aumento del peso de los proveedores asiáticos, principalmente China y las economías de la ASEAN, que representaron en ese período fiscal casi el 60% del total, mientras que Europa se hizo con un 15,8% de la cuota de mercado y Estados Unidos con un 6,9%.
Por su parte, el régimen de inversiones local, regulado fundamentalmente por la Ley de Administración de Divisas de 1999, ha experimentado un continuo proceso de liberalización desde 2014, que ha ido abriendo paulatinamente nuevos sectores a la inversión extranjera directa (IED) y ha eliminado algunas de las principales restricciones relativas a la propiedad.
Queda aún mucho camino por recorrer, pero los frutos ya son palpables y el país se ha consolidado como uno de los destinos mundiales más atractivos para la inversión, tal como refleja su 10º puesto en el "World Investment Report" de la UNCTAD de 2019.
De forma paralela, la India también ha mejorado en prácticamente todos los indicadores relacionados con la facilidad para hacer negocios y ha conseguido escalar 67 puestos entre los años 2016 y 2019 en el informe "Doing Business" del Banco Mundial hasta ubicarse en la posición número 63 en la última edición.
Durante el ejercicio fiscal 2018-2019, este país captó más de 62.000 millones de dólares procedentes en su mayoría de otras economías asiáticas y occidentales.
Ese capital se destinó fundamentalmente a sectores tradicionales como los servicios, el software/hardware o las telecomunicaciones, pero también se constató la consolidación del interés por otras industrias consideradas prioritarias por el Gobierno, como la farmacéutica, en la que los productores locales destacan en la elaboración de medicamentos genéricos, o la química.
El desarrollo económico del país está consolidando además el crecimiento de una clase media que, de acuerdo con las proyecciones del último informe del Boston Consulting Group podría convertirse en 2025 en el tercer mayor mercado del planeta con un consumo estimado en cerca de 4 billones de dólares y un poder adquisitivo cada vez más similar al de las economías desarrolladas y, por lo tanto, con unos nuevos hábitos y patrones de gasto que priorizan la compra de productos manufacturados y de servicios.
Pero, por el momento, y a pesar de ser un mercado de primera magnitud por número y potencial, todavía no dispone de la misma capacidad adquisitiva que las clases medias de otros países asiáticos, ni presenta una homogeneidad elevada, debido al tamaño y diversidad de un subcontinente que sigue contando con un marcado carácter rural y cierta dispersión.
Estas características explican además la gran importancia estratégica que tiene la política de comercialización sobre el terreno, pues “aunque todos los canales de distribución están presentes, la mayor parte de las empresas extranjeras prefieren subcontratar este proceso con agentes independientes o distribuidores locales”, informan desde la Oficina Económica y Comercial (Ofecomes) de la Embajada de España en Nueva Delhi.
La India es el país que cuenta con el mayor número de establecimientos de venta al por menor del mundo, más de 12 millones, pero también con los de menor superficie comercial. Este sistema atomizado, que representa más del 10% del PIB y en el que la distribución tradicional a través de kiranas (pequeños establecimientos de conveniencia) sigue predominando, convive con un sector moderno y organizado que está creciendo a un ritmo acelerado.
Este último podría ver duplicadas sus cifras en los próximos años, conforme la aparición de centros comerciales a las afueras de las principales ciudades se va haciendo cada vez más habitual e incluso se expande hacia núcleos de población más pequeños y aumenta el atractivo de la India para las empresas foráneas.
A pesar de que no es un mercado tradicional para las firmas españolas, las relaciones económicas bilaterales han evolucionado de forma significativa durante los últimos años.
Así, nuestras ventas han aumentado más de un 50% desde 2009, al pasar de significar poco más de 800 millones de euros a superar los 1.235 millones de euros en los 11 primeros meses del ejercicio pasado. Por su parte, nuestras importaciones se han duplicado durante ese período hasta suponer 3.932 millones de euros entre enero y noviembre de 2019.
La distribución de las exportaciones españolas a la India muestra una composición similar a las de la UE en su conjunto y en ellas destaca el peso de las semimanufacturas, con un porcentaje sobre el total ligeramente inferior al 40%, y de los bienes de equipo, que representan otro 31%.
En este punto, conviene recordar que los aranceles indios a la importación siguen siendo muy elevados en comparación con los estándares internacionales, pues se sitúan en una media del 35% para los productos agrícolas, en el 10% para los bienes industriales y llegan incluso al 150% en el caso de las bebidas alcohólicas.
Precisamente, la gran volatilidad de estos gravámenes, junto con la falta de transparencia y la existencia de numerosas barreras no arancelarias originan una incertidumbre que sigue afectando al comercio y a la planificación de las empresas. Así, por ejemplo, como se destaca desde la Ofecomes en Nueva Delhi, los Presupuestos Generales para el año fiscal 2018-2019 aumentaron esos impuestos en más de 10 sectores para desalentar principalmente las importaciones chinas, pero también han acabado afectando a las ventas de aceites y cosméticos españoles.
Si bien el flujo de la inversión española hacia la India se ha mostrado bastante irregular durante los últimos años, hasta suponer cerca de 147 millones de euros durante el ejercicio pasado, los datos de DataInvex cifraban en 3.404 millones de euros la IED acumulada a finales de 2017. Cerca del 80% de esta última se dirigió hacia la industria química y otros 233 millones hacia el sector del automóvil.
Existen numerosos acuerdos en materia económica suscritos entre ambos Gobiernos, entre los que destaca el Convenio para Evitar la Doble Imposición, que data de 1993 y fue modificado por un Protocolo en 2012.
No obstante, la India decidió en 2016 denunciar la mayoría de los tratados bilaterales de inversiones en vigor con terceros países, entre ellos el de España, por lo que la IED ejecutada desde entonces no está cubierta bajo ese paraguas hasta que el país asiático y la UE, que es la que actualmente tiene la competencia sobre la materia, culminen la negociación en curso.
“En conclusión”, apunta la consejera económica y comercial jefe de la Embajada de España en Nueva Delhi, Regina Sancha, “esperamos que la desaceleración actual sea solo un bache y que los dirigentes indios sepan reconducir la situación, sacando provecho de las difíciles medidas económicas ya puestas en marcha y tomando muy en serio las iniciativas pendientes”.
Se espera que para 2027 la India se convierta en el país más poblado del planeta y que los aumentos de renta repercutan en el incremento de una clase media que cada vez cuenta con unos gustos más próximos a los occidentales.
Este país está destinado a ser uno de los grandes jugadores de la política y de la economía global, pero “para cumplirse ese pronóstico, debe continuar implementando activamente reformas económicas”, señala la consejera, que también espera que “las empresas españolas puedan apoyar activamente y ser partícipes de esta creciente prosperidad económica”.
La India es uno de los países con Actuación Sectorial Estratégica (PASE) para nuestra Secretaría de Estado de Comercio y ofrece múltiples oportunidades, tanto para los exportadores como para los inversores españoles.
INFRAESTRUCTURAS DEL TRANSPORTE. Este sector acapara las mayores partidas presupuestarias tanto de la Administración local como de las instituciones multilaterales. La red ferroviaria india es la cuarta más extensa del mundo, con un total de 68.312 kilómetros, la que más personas transporta, con más de 23 millones de pasajeros al día, y la cuarta en términos de tráfico de mercancías.
Las oportunidades en este ámbito, incluidas las derivadas de la construcción de la primera línea de cercanías del país y de la ampliación y mejora de las líneas de metro, son crecientes gracias a la prioridad que el Gobierno indio está dando a su desarrollo.
El objetivo final es el de hacer frente a los déficits existentes en vías, equipos y estaciones, reduciendo la saturación de las principales vías y mejorando la velocidad de los trenes, a la vez que se implementan conexiones multimodales y se mejoran las condiciones de seguridad.
AGUA. De importancia crucial para este país, debido al estrés hídrico que sufre y que no hace sino agravarse con el paso del tiempo, el sector presenta nuevas oportunidades, especialmente para aquellas compañías de consultoría e ingeniería que ofrezcan soluciones tecnológicas en proyectos de reutilización de agua residual, limpieza de ríos y plantas desalinizadoras.
SECTOR AGROALIMENTARIO. Tiene gran peso en términos de contribución a la economía. Es el sexto mayor mercado del mundo y ha venido creciendo en los últimos años a una tasa del 12% anual.
En esta área, las empresas españolas de frutas y productos gourmet, como el aceite de oliva, vino o la miel, verán aumentar sus opciones de venta a medida que el consumidor indio incremente sus ingresos y se vayan diluyendo las barreras arancelarias y no arancelarias.
MAQUINARIA DE ENVASE Y EMBALAJE. Se estima que la industria del packaging seguirá creciendo a medio plazo a tasas superiores al 7% anual (ver nuestro artículo de febrero de 2019). El producto español está bien valorado, pero todavía no cuenta con una cuota de mercado significativa.
COMPONENTES DE AUTOMOCIÓN. La India es la cuarta potencia mundial en la industria del automóvil y ha disfrutado de un aumento anual en este campo cercano al 10% durante los últimos ejercicios. La movilidad avanzada y, en concreto, la transición hacia los vehículos eléctricos en todos los segmentos, plantean nuevas oportunidades comerciales y de inversión.
MÁQUINA-HERRAMIENTA. Existe un importante margen de crecimiento para las empresas españolas en este campo, especialmente para atender a los sectores de la automoción y componentes, los equipos de defensa, la maquinaria eléctrica y el ferrocarril.
BIENES DE CONSUMO. Destacan los productos de belleza y de cuidado personal y los más consumidos son los relacionados con el baño y el cabello.
INVERSIÓN. Muchos de los sectores interesantes para la exportación española generan también oportunidades de inversión. Son los casos de la industria de la automoción y de los componentes, la de máquina-herramienta y las infraestructuras de transporte, pero también la maquinaria relacionada con la cadena del frío y con la construcción, necesaria para acometer las grandes obras de ingeniería e infraestructuras que va a poner en marcha el país.
Asimismo, también las hay en el campo de la energía, en defensa, medio ambiente, tecnología agrícola -especialmente en el procesado de alimentos-, así como en los sectores sanitario y farmacéutico y en el turismo.
Más de 6.000 exportadores españoles vendieron sus productos en la India durante el año pasado, frente a los 3.000 que lo hicieron hace una década, mientras que cerca de 200 firmas de nuestro país están ya presentes sobre el terreno a través de filiales, sociedades mixtas u oficinas de representación en una amplia gama de actividades, que van desde la ingeniería, como en el caso de Ardanuy Ingeniería, o la energía (CEPSA) hasta los perfumes (Iberchem) o las bebidas.
Las inversiones se han concentrado sobre todo en el sector de las energías renovables, con ejemplos como Gamesa y Acciona, en infraestructuras y tratamiento de aguas, con Abertis o Grupo San José, y en el comercio minorista de marca única, en el que destacan las acciones realizadas por Inditex o Punto Fa.
La industria española de componentes de automoción, con enseñas como Grupo Antolín o Gestamp, se ha mostrado especialmente activa en un país que se ha consolidado como uno de los principales fabricantes mundiales.
Es el caso también de CIE Automotive, que tras adquirir en 2016 BillForge por 178 millones de euros, anunció hace menos de un año el refuerzo de su posición en la India gracias a la compra del fabricante indio Aurangabad Electricals por otros 110 millones de euros.
De igual modo, la creciente demanda de máquinas para satisfacer la expansión del sector industrial está siendo abastecida por empresas como la firma especializada en fresadoras Nicolás Correa, que cuenta con una filial en Pune desde hace 10 años, Ibarmia o Boix, que se dedica a la fabricación de maquinaria para la elaboración de cajas.
La India es un mercado muy relevante para este grupo cervecero, que dispone de un centro de producción propio en el estado de Rajastán y acaba de completar un plan de inversiones que asciende a 18 millones de euros.
“En este país”, nos señala Fernando Bustamante, director ejecutivo en la India, “es donde establecimos nuestra primera filial en 2014, con la adquisición del 100% de Arian Brewieres & Desilleries Ltd., una empresa propiedad de un grupo familiar local en la que ya controlábamos un 50% a través de un acuerdo de joint-venture alcanzado en 2012”.
“Si hay algo característico de la India es su complejidad, pues es un mercado volátil y muy retador, con cambios de legislación constantes”, sigue explicando Bustamante. Sin embargo, el directivo recalca que cuenta con mucho potencial y está lleno de oportunidades. “Hemos conseguido afianzarnos y la intención de la compañía es la de continuar desarrollando el negocio en nuevos estados y ciudades, principalmente del sur y el este”, señala.
“Como es lógico, los gustos y necesidades del consumidor local son diferentes a los del europeo. Por ello, lanzamos en 2018 Mahou Maestra Wheat, una cerveza de trigo exclusiva desarrollada pensando en los gustos indios, con la que estamos obteniendo muy buenos resultados”, apunta Fernando Bustamante.
En la actualidad, la compañía comercializa una marca específica para la India, Dare Devil, y está introduciendo el sello Mahou, con el que pretende desarrollar el segmento premium en el país. “Nuestra intención es que este mercado llegue a convertirse en el primer destino internacional”, concluye el directivo.
JAVIER GARCÍA CUESTA
Ficha país. India
Ed. ICEX, marzo 2019, 2 págs., en español
Guía país. India
Ed. Ofecomes Nueva Delhi, diciembre 2019, 103 págs., en español
Guía de negocios. India
Ed. Ofecomes Nueva Delhi, noviembre 2019, 100 págs., en español
Informe Económico y Comercial. India 2019
Ed. Ofecomes Nueva Delhi, noviembre 2019, 69 págs., en español
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