28/01/2020
Regina Sancha, consejera económica y comercial jefe de la Embajada de España en Nueva Delhi, analiza la evolución de una economía en transformación que presenta un mercado complejo pero con oportunidades. De su resultado dependerá la consolidación del país como una potencia global.
EL EXPORTADOR: ¿En qué situación se encuentra actualmente la economía india?
REGINA SANCHA: La India ha sido y sigue siendo una economía muy dinámica. Con un PIB de 2,9 billones de dólares, es ya la quinta economía mundial. Este país ha aplicado en los últimos años unas políticas macroeconómicas prudentes y ha desarrollado importantes reformas estructurales, que han permitido sostener un fuerte crecimiento y aumentar la participación de la India en la economía global, así como sacar a millones de personas de la pobreza. De hecho, en 2018 fue la economía estructurada con mayor crecimiento a escala mundial, con un 6,8%.
No obstante, y en paralelo con la evolución mundial, la India está experimentando una desaceleración. El fuerte crecimiento de la última década, que se situaba en el entorno del 7,5% del PIB anual, se fue desacelerando a lo largo de 2019. Así, el FMI estimó en enero de este año un crecimiento del 4,8% para el ejercicio fiscal en curso, 1,3 puntos porcentuales por debajo de lo previsto el pasado mes de octubre.
Esta revisión a la baja se debe al reciente estrés en el sector financiero no bancario y al débil crecimiento de los ingresos rurales. Ante esta situación, el Gobierno no ha tardado en reaccionar con un paquete de estímulos fiscales centrado en un fuerte recorte del Impuesto sobre Sociedades, que pasa del 30% al 22%, con el objetivo de estimular la inversión y reanimar el crecimiento.
La política monetaria también se ha empleado a fondo con sucesivos recortes de tipos, lo que ha desviado por primera vez la inflación de sus márgenes objetivo.
EE:¿Cómo están afectando a la evolución del país las estrategias implementadas por el Gobierno indio?
RS: El Ejecutivo no ha cesado en su empeño de impulsar el dinamismo inversor. La iniciativa estrella es el plan estratégico “Make in India”, destinado a favorecer las inversiones en el sector manufacturero y a convertir al país en un centro de producción industrial para el mercado nacional e internacional.
Se trata de aumentar la participación de la actividad industrial en el PIB, aumentando a la vez el empleo y atrayendo inversiones, para lo cual se han establecido condiciones de contenido local y de transferencia de tecnología para distintos sectores.
Junto a esta estrategia, también se han llevado a cabo una serie de medidas estructurales. Una de las más destacadas fue la creación de un impuesto indirecto unificado, el Goods and Services Tax en 2017. Este ha supuesto un primer gran paso para el desarrollo fiscal del país, al crear un único gravamen sobre el valor añadido a escala nacional que simplifica la compleja red de impuestos indirectos a distintos niveles que existía hasta entonces.
Además, se han tratado de reducir los numerosos trámites relativos a la apertura de negocios y la obtención de licencias de proyectos, se ha aprobado una nueva ley de resolución de insolvencias, se han reducido los subsidios a determinados bienes y se han abierto progresivamente algunos sectores a la inversión extranjera.
El resultado de estas medidas se puede observar en el último informe “Doing Business” -que mide y compara el clima para hacer negocios en 190 países, y es elaborado anualmente por el Banco Mundial-, en el que la India ha ascendido 14 puestos en la clasificación, hasta alcanzar la posición 63. Si a este salto se añade la mejoría de los dos años anteriores, esto supone un ascenso de 67 puestos entre 2016 y 2019, tratándose de la mayor escalada que haya registrado un país desde que el Banco Mundial elabora estas estadísticas.
EE: En este sentido, ¿cuáles son los principales retos a los que se enfrenta la economía?
RS: A pesar de las mejoras, el Gobierno indio tiene por delante todavía una larga lista de reformas pendientes que serán decisivas para relanzar el crecimiento y la inversión. En efecto, quedan por acometer algunas vitales. Entre ellas, sobresalen la flexibilización del mercado laboral y la codificación y simplificación de las distintas leyes laborales, la mejora de la salud del sistema financiero, en el que existe un peso excesivo de la banca pública, la reforma de la ley del suelo, la agilización de los permisos de construcción, la modernización del sistema judicial y la privatización de algunas empresas públicas.
Además, se hace esencial aumentar el margen fiscal para continuar financiando los servicios básicos, como la educación, la sanidad o las infraestructuras necesarias para el desarrollo. El cumplimiento de los contratos, el registro de la propiedad y la complejidad impositiva siguen teniendo importantes márgenes de mejora.
En la esfera internacional, sería deseable una mayor apertura y, en este sentido, España, como miembro de la Unión Europea, siempre ha apoyado la conveniencia de alcanzar un acuerdo de libre comercio amplio y ambicioso con la India.
EE: ¿Cuáles considera que son las características más destacadas del mercado indio?
RS: El fuerte crecimiento económico de los últimos años, junto con su vasta población y la rápida expansión demográfica sitúan a la India ante todo como un mercado con gran potencial. Pero también se trata de un mercado complejo en el que es recomendable conocer su idiosincrasia antes de abordarlo.
Cabe destacar aquí que el precio es un factor determinante, así como los largos períodos de negociación.
EE: ¿Qué elementos definen la imagen de nuestro país y de nuestras empresas allí?
RS: Depende mucho del sector. En una parte importante de los casos, el importador o especialista sí que reconoce y busca la calidad y superioridad tecnológica del producto español.
Pero esta calidad no siempre es conocida por el consumidor final o no siempre es tenida en cuenta por el licitante, que muchas veces basa sus decisiones en el precio. En los bienes de consumo, vemos también ocasionalmente marcas que se presentan ante el consumidor indio al abrigo del paraguas del sello europeo.
Las empresas españolas dan una imagen de gran confianza a los socios indios y sus empresarios son eficaces solucionando problemas y buenos gestores de equipos. Nuestras firmas están haciendo un magnífico trabajo en la India y son un ejemplo de tenacidad y esfuerzo.
Igualmente, estamos orgullosos de haber oficializado recientemente la Cámara de Comercio Indo-Española, que no deja de crecer en número de empresas y que está desarrollando una labor cada día más importante apoyando la construcción de la imagen española en la India.
Adicionalmente, destacaría la complementariedad entre ambas economías. Es decir, las empresas españolas son líderes y tienen un amplio conocimiento en aquellos sectores que la India está priorizando para afianzar su crecimiento.
EE: ¿Qué aspectos debe tener en cuenta una firma española que se plantee exportar sus productos allí o invertir en el país?
RS: Para la empresa española, se trata de un mercado alejado culturalmente y, por tanto, se debe tener siempre muy en cuenta la adaptación del producto al gusto local, así como los condicionantes específicos que impone la estrategia “Make in India” en relación al contenido local exigido y a la transferencia de tecnología.
La empresa exportadora debe valorar también el arancel al que se enfrenta su producto ante su entrada en la India, que sigue siendo generalmente elevado en comparación con los estándares internacionales y que además muestra una gran volatilidad.
Otro de los obstáculos es el conjunto de licencias y certificados requeridos para cada producto específico, que muchas veces se convierte en una barrera no arancelaria.
En el caso de querer invertir, una de las claves consiste en contar con un socio fiable, sobre todo en aquellos sectores en los que no se permite la inversión extranjera al 100%. Además, es conveniente conocer el complejo sistema fiscal y legal.
Se recomienda igualmente conocer el esquema de incentivos a la inversión de los distintos estados y el distinto grado de desarrollo de las infraestructuras, para poder tomar una decisión en cuanto a la localización más idónea.
Las empresas interesadas tienen que tener en cuenta que la India va a ser en los próximos años uno de los principales receptores de financiación de los fondos multilaterales en la región y en el mundo y que van a surgir muchas oportunidades.
En ambos casos, y dado el tamaño del mercado indio, tanto en número de consumidores como en extensión geográfica, y la dispersión de los núcleos de comercio, la distribución se convierte en un aspecto decisivo en la política de comercialización de cualquier compañía.
EE: ¿Cómo espera que evolucione la economía india en el futuro?
RS: El país ha alcanzado las posiciones más elevadas en el ranking de economías mundiales y ha acaparado todas las miradas. La pregunta clave es si será capaz de sortear la desaceleración actual y de mantener un rendimiento excelente en el futuro.
A pesar de la situación, las previsiones indican que seguirá siendo la segunda economía con mayor crecimiento del PIB en 2020, un 5,8%, después de China. Es más, el aumento esperado para este país en 2021, del 6,5%, volverá a superar al de China.
Con todos los problemas señalados y la complejidad que presenta, la India sigue siendo un mercado atractivo para la inversión extranjera, y puede ser uno de los mercados clave de la economía mundial en las próximas décadas si las autoridades saben encauzar los desequilibrios, impulsar la demanda, seguir mejorando el clima de negocios y atraer inversión extranjera.
JAVIER GARCÍA CUESTA