20/06/2022

Egipto es un gran mercado emergente que ofrece oportunidades comerciales y de inversión aún por aprovechar por las empresas españolas.

VÍDEO. Entrevistamos a Eduardo Soriano, consejero económico y comercial de la Embajada de España en El Cairo.

Tras las turbulencias provocadas por la llamada ‘Primavera Árabe’ de 2011 y el posterior Gobierno, se registraron importantes desequilibrios fiscales y externos. Con la llegada al poder del presidente El Sisi, se aplicó un importante programa de reformas económicas, bajo los auspicios del Acuerdo alcanzado con el FMI a finales de 2016, que ha reducido estos desequilibrios y ha impulsado la economía, gracias a factores como la recuperación del sector de la construcción, las remesas de emigrantes, los ingresos del Canal de Suez o el turismo. 

En los dos años anteriores al comienzo de la pandemia, Egipto creció por encima del 5%, una cifra muy notable. Pero es que, incluso durante la pandemia, fue uno de los pocos países del mundo que logró incrementar su PIB, un 3,3% en el ejercicio fiscal 2020-2021. El FMI prevé ya un crecimiento del 5,2% para el año fiscal 2021-2022.

Conviene señalar, en todo caso que, a pesar de los esfuerzos gubernamentales por aumentar la participación del sector privado en la economía -algo que recoge de forma explícita el programa acordado con el FMI-, la presencia del Estado sigue siendo evidente. En la estructura económica egipcia sobresalen las grandes empresas del sector público y, además, el Ejército es un actor poderoso también a este respecto ya que, según algunas estimaciones, su contribución al PIB supera el 20%, manteniendo una gran influencia en empresas públicas o con control público y en el Fondo Soberano del país. 

Progresiva liberalización del comercio

La economía egipcia registra un elevado déficit de su balanza de bienes, provocado, entre otros factores, por la exigencia de importar alimentos y materias primas al depender del exterior para satisfacer las necesidades alimenticias de su creciente población. Por otra parte, el aumento de la inversión y el desarrollo económico del país han dado lugar a una mayor importación de maquinaria y bienes de equipo. 

Si bien su tasa de apertura comercial no es elevada (un 28,8%), Egipto está tratando de abrirse cada vez más al exterior. Desde principios de siglo, ha puesto en marcha un ambicioso proceso de liberalización comercial y desarme arancelario. Destaca ante todo el Acuerdo de Asociación con la Unión Europea, vigente desde 2004, que permite el acceso de las mercancías comunitarias exentas de aranceles.

Egipto ha suscrito además acuerdos de librecambio con otros países o áreas geográficas, como Turquía, los socios del Acuerdo de Agadir (Marruecos, Túnez y Jordania), los 19 Estados africanos que forman el Common Market for Eastern and Southern Europe (COMESA) y los países de la Pan-Arab-Free Trade Area (PAFTA), que incluye a los EAU, Arabia Saudí, Kuwait, Bahrein y Líbano, entre otros. Gracias a ellos, desde Egipto se puede acceder a un inmenso mercado regional.

Incluso puede accederse con trato preferencial al mercado estadounidense, en virtud del Acuerdo QIZ (especialmente utilizado para textiles), mediante el cual se puede exportar al mercado norteamericano a cero aranceles, siempre que los productos tengan como mínimo un componente israelí y egipcio del 10,5% respectivamente, teniendo que llegar como mínimo entre la suma de los dos al 35% del valor total del producto. 

Hacia un incremento del consumo

Gracias al crecimiento económico de los últimos 15 años, la renta per cápita egipcia se ha incrementado de forma notable, desde los 1.563 dólares de 2006 hasta 3.851 dólares en 2021, aunque aún se mantienen grandes desigualdades sociales en el país, con el 30% de sus habitantes viviendo por debajo del umbral de la pobreza. Pero también es cierto que un porcentaje de alrededor del 15% de la población, unos 16 millones de personas, tiene un poder adquisitivo medio o alto y constituye, por tanto, un mercado interesante para cualquier producto o servicio. 

El crecimiento demográfico sigue siendo muy elevado y se espera que en 2050 la población alcance los 150 millones de personas, desde los más de 105 millones actuales. La edad media es de solo 24,3 años y el 46% de la misma se encuentra en la franja entre 15 y 45 años, lo que puede facilitar la adaptación a las nuevas tecnologías y técnicas de producción a medida que estas se vayan desarrollando, además de ofrecer una mano de obra barata y cualificada.

Egipto necesita inversión extranjera

En mayo de 2017 se promulgó una nueva Ley de Inversiones que ofrece ciertos incentivos a los inversores, sean egipcios o extranjeros. Las principales novedades introducidas incluyen la tramitación electrónica, el arbitraje como alternativa previa a los juicios, exenciones de impuestos que pueden llegar al 50% si el proyecto está en ciertas áreas geográficas y 30% en los demás lugares si se invierte en sectores en desarrollo, y exención de tasas durante la constitución de la sociedad o deducción arancelaria hasta el 2% en sus importaciones. 

Asimismo, se concede la residencia al extranjero durante todo el tiempo de su proyecto y puede transferir sus dividendos al exterior. Ofrece también garantías contra la nacionalización.

Desde 2016 se están poniendo en marcha una serie de megaproyectos con el objetivo de impulsar de forma decidida el desarrollo del país. No enumeraremos aquí todos ellos, pero baste citar dos de los más importantes: la ampliación del Canal de Suez (inaugurada ya en 2015) y el desarrollo industrial de toda el área (Zona Económica del Canal de Suez); y la Nueva Capital Administrativa (una nueva ciudad a 45 km de El Cairo, con una población proyectada de 6 millones de personas y un presupuesto de 60.000 millones de dólares, el proyecto urbanístico más grande del mundo). 

No puede olvidarse tampoco el megaproyecto “Vida Digna” (Hayat Karima), lanzado en enero de 2019 por el presidente El Sisi. La Ofecomes en El Cairo destaca que “el objetivo de esta iniciativa consiste en mejorar las condiciones de vida de las comunidades de bajos ingresos. Se trata de desarrollar el campo egipcio a través de miles de proyectos de infraestructura en saneamiento y tratamiento de agua; extensión de la red eléctrica, gas y telecomunicaciones; construcción de carreteras y autopistas; y construcción de colegios, universidades, hospitales”.

Estos proyectos se implementarán simultáneamente en 4.500 pueblos de 20 provincias, con una inversión cercana a los 40.000 millones euros, que beneficiarán al 58% de los habitantes de Egipto que viven en estas aldeas.

La presencia y el apoyo de la mayoría de las instituciones financieras internacionales (IFIS) es constante desde hace ya muchos años, plasmándose en un montante de financiación que, entre 2020 y 2021, superó los 25.000 millones de dólares.

Como resulta evidente, este conjunto de megaproyectos, junto a las inversiones para modernizar las infraestructuras existentes, abren oportunidades de negocio en todos los sectores relacionados con la energía, en particular las renovables, el transporte ferroviario y el tratamiento y abastecimiento de agua, por citar los más relevantes. Por ello, la Ofecomes en El Cairo, junto con el ICEX, ha organizado un Partenariado Multilateral en Egipto los próximos días 26 al 28 de septiembre, en el que se expondrán con detalle las posibilidades que ofrecen los innumerables proyectos existentes.

España y Egipto, interés en colaborar

Las relaciones entre los dos países son excelentes y, desde el punto de vista económico y comercial están en línea con nuestra posición en Europa y en el mundo. Sin embargo, la presencia empresarial española, aunque creciente, es menor que la de otros de nuestros socios europeos. 

España ha conseguido una buena imagen en el sector de las infraestructuras, pero en otros sectores aún se desconoce el nivel tecnológico de la oferta industrial exportable española, como por ejemplo en el sector de la salud.

En cuanto al comercio bilateral, aunque continúa por debajo de su potencial, ha crecido de forma importante en los últimos años, alcanzando nuestras exportaciones los 1.593 millones de euros en 2021. El número de empresas exportadoras regulares se sitúa en 1.412.

En el capítulo de la inversión directa, el stock de inversiones españolas en Egipto al final de 2019 ascendía a 826 millones de euros, siendo el tercer destino de inversión en África tras Marruecos y Sudáfrica.

La principal inversión española fue la planta de gas natural licuado de Unión Fenosa Gas (hasta su venta en 2021) y la segunda la realizada por Cementos La Unión en plantas de cemento y clinker. También FCC Aqualia está desarrollando importantes proyectos en el sector del tratamiento de aguas residuales, mientras Grifols ha llegado a un acuerdo con el Gobierno egipcio para desarrollar el mercado de medicamentos de plasma. Otro sector de destino relevante de la inversión es la agroindustria.

Es importante resaltar la existencia de un Programa de Cooperación Financiera Bilateral, firmado en 2008 y prorrogado tras la declaración conjunta institucional firmada en la última visita del presidente Pedro Sánchez al país, a la espera de la firma de un nuevo protocolo financiero por un importe de 400 millones de euros. El instrumento permite la financiación concesional por España de proyectos de interés recíproco ejecutados por empresas españolas, con garantía soberana.

En definitiva, Egipto, un mercado volcado en su pleno desarrollo, ofrece a las empresas españolas enormes posibilidades de negocio y financiación (tanto concesional como de las IFIS) en numerosos sectores, destacando el de las infraestructuras.
MANUEL JAVIER ARCE 

Documentación

Descargar Ficha País. Egipto

Guía de Negocios. Egipto
Ed. Ofecomes El Cairo, marzo 2022, 40 págs., en español

Informe Económico y Comercial. Egipto
Ed. Ofecomes El Cairo, enero 2022, 47 págs., en español

Guía de incentivos a la implantación en Egipto
Ed. Ofecomes El Cairo, 2022, 9 págs., en español

Country Report. Egypt
Ed. The Economist Intelligence Unit (EIU), junio 2022, 39 págs., en inglés  

Simulador costes de establecimiento ICEX: Egipto

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