La medida afecta especialmente a productos como el aceite de oliva, cierto tipo de vinos, aceituna de mesa, queso fresco, carnes frescas y congeladas de porcino, embutidos de porcino, cítricos, licores y frutas transformadas (ver en este enlace la lista completa de subpartidas arancelarias).
Para valorar sus consecuencias para las empresas españolas, entrevistamos en este podcast a Rafael del Rey, director general del Observatorio Español del Mercado del Vino (OEMV); Rosa Vañó, directora de exportación de Castillo de Canena; Antonio de Mora, secretario general de la Asociación Española de Exportadores de Aceitunas de Mesa (ASEMESA); Luis Calabozo, director general de la Federación Nacional de Industrias Lácteas (FENIL); y Juan Antonio Ballesteros, director de COVAP USA (Cooperativa Ganadera del Valle de los Pedroches).
Según la Oficina Económica y Comercial de la Embajada de España en Washington, el monto total de las importaciones afectadas por estos aranceles se aproxima a los 700 millones de euros, lo que supone casi el 5% del total de las importaciones procedentes de España.
El número de empresas perjudicadas asciende a unas 2.000, especialmente en el sector del vino, aunque el arancel no afecta a todos los productos. Estamos en contacto con Rafael del Rey, director general del Observatorio Español del Mercado del Vino:
EL EXPORTADOR: Rafael, ¿a qué tipo de vinos afectan los aranceles?
RAFAEL DEL REY: A los vinos tranquilos, no espumosos, de hasta 14º de alcohol. Esto se refiere solo a los vinos envasados, no a los vinos a granel, es decir, en envases de hasta dos litros. Eso es exactamente lo que dice el documento que ha publicado el Gobierno norteamericano.
EE: Eso quiere decir que, por ejemplo, los vinos generosos, los vinos de Jerez, no estarían afectados.
RAFAEL DEL REY: Puesto que se refiere a “hasta 14°”, no se verían afectados.
EE: ¿Qué consecuencias puede tener la imposición de estos aranceles?
RAFAEL DEL REY: Es sumamente perjudicial por lo que significa de barreras arancelarias, barreras al comercio, limitaciones que se establecen sobre todo para los consumidores norteamericanos. Pero, en particular, lo que yo creo que más daño nos puede hacer es el hecho de que sean tarifas, barreras diferenciadas que se imponen en este caso a cuatro países europeos: el Reino Unido, Alemania, Francia y España, y no a otros proveedores importantes de vinos del mercado norteamericano, como Italia, sobre todo, aunque también Portugal, Grecia y algunos otros. El hecho de que se aplique de forma diferencial quiere decir que, si sube el precio de los vinos españoles y no el de sus principales competidores, en particular los italianos, se dan muchísimas facilidades para que el consumo se desvíe de los vinos españoles a los vinos de otros países de procedencia. Eso es tremendamente malo para nosotros.
EE: ¿Es previsible una disminución de la demanda al encarecerse el producto?
RAFAEL DEL REY: Dependerá mucho de cómo se trasladen esas subidas al consumidor final, pero seguro que una parte se tiene que trasladar. Otra parte, por miedo a una pérdida de mercado, es posible que la asuman no sé si el distribuidor, que será mucho más difícil, o el propio exportador, que según en qué segmento del mercado -y ese es otro factor diferencial- puede verse más o menos afectado (no se van a ver igual de afectados los vinos más económicos que aquellos en los que existe un mayor margen). Pero sí, en principio, a poco que se traslade al consumidor final, puede afectar a la cantidad de vino español consumido en el mercado norteamericano; tardaremos en verlo porque, además, los datos de importaciones y exportaciones tienen un decalaje de tres o cuatro meses, aproximadamente, y lo que podremos ver en las estadísticas será que las ventas en el mes de octubre incluso suban, por un posible efecto de acaparamiento de los importadores norteamericanos antes de que entrara en vigor la medida. Tardaremos, por lo menos hasta el mes de enero o febrero, en ver cuál ha sido el efecto de esta subida, y lo iremos viendo a lo largo de todo el año 2020 pero, en principio, puede ser muy negativo.
EE: ¿Qué importancia tiene el mercado estadounidense para el sector vinícola español?
RAFAEL DEL REY: Mucha, muchísima. Es el primer mercado de importación de vinos del mundo, con lo cual obviamente es uno de los mercados más importantes para el vino español. Estados Unidos es el primer destino en valor de los vinos envasados españoles. Además, es un mercado en el que nos iba bastante bien, creciendo lentamente, a precios medios muy razonables. Y para muchos -esta es otra de las partes negativas del asunto- era un mercado de destino que se miraba con gran optimismo precisamente cuando muchas empresas estaban saliendo del mercado británico por diversificar, por los problemas que pudiera suponer el Brexit, por las dificultades que, en general, hay en el mercado británico… Se empezaban a fijar cada vez más en el mercado norteamericano y ahora nos encontramos con esta sorpresa. Es realmente un mazazo.
EE: ¿Qué pueden hacer las bodegas españolas ante situaciones como estas? ¿Invertir más en marketing, tratar de diversificar más sus mercados?
RAFAEL DEL REY: Dependerá de la situación en la que esté cada una de las marcas, cada una de las empresas. Diversificar… muchas están ya muy diversificadas; España, para que nos hagamos una idea, vende ahora mismo vino en unos 190 países y está creciendo mucho en nuevos destinos, con lo cual esa diversificación se da desde hace mucho tiempo. Lo primero a lo que se enfrentan las bodegas es a cómo repercutir esa subida: hay quien pensará que lo puede trasladar todo al precio final, aun a riesgo de perder mercado; hay quien pueda negociar con sus importadores una asunción parcial de esa subida para que no todo se traslade al consumidor y, por lo tanto, no perder una cuota de mercado excesiva. Pero habrá muchos vinos en los que no se pueda asumir ese mayor coste y habrá que ver qué es lo que se puede hacer. Esfuerzo promocional sí, por supuesto, y se viene haciendo mucho y muy intensamente. Y, luego, hay otras medidas que algunos plantearán: habrá quien pueda tener más cantidad de vinos de mayor graduación y, por lo tanto, librarse; habrá otros, siempre que su denominación de origen se lo permita, que se planteen la posibilidad de vender vinos a granel para que sean envasados allí y, de esa forma, no estarían sujetos al nuevo arancel… En definitiva, seguir haciendo un enorme esfuerzo para estar, a ser posible, en los segmentos medios y medios-altos del mercado, donde ese tipo de repercusiones puedan ser algo menores y afectar menos al consumo final de nuestros productos.
El sector del vino es el más afectado por número de empresas; sin embargo, en términos de facturación, el sector más perjudicado es el del aceite que, en 2018, exportó a Estados Unidos por un valor superior a 400 millones de euros.
Rosa Vañó es la responsable de exportación de Castillo de Canena, una pequeña empresa de Jaén que, desde hace 14 años, vende en el país norteamericano su aceite de oliva virgen extra.
EL EXPORTADOR: Rosa, ¿cuál es vuestra opinión de lo que ha ocurrido?
ROSA VAÑÓ: No te puedes imaginar. Tristísima, porque creo que al final nos estamos viendo afectados una parte de los aceiteros españoles; no toda, gracias a Dios, porque nos vemos afectados solamente los que vendemos en envases más o menos pequeños, hasta 12 litros, y estamos forzados a tomar decisiones que, en ningún caso, por nuestra parte, pasan por que el consumidor se vea afectado o perder las posiciones que hemos tomado comercialmente en Estados Unidos.
EE: Entonces, los aceites a granel no están afectados.
ROSA VAÑÓ: No, los aceites a granel no están afectados. Me imagino que ahí tiene mucho que ver lo que ha podido presionar la American Olive Oil Association… Eso ya son elucubraciones, no lo sé. Hay que luchar e intentar no perder ni un solo paso comercial de lo que hemos hecho durante 14 años en Estados Unidos, por lo menos en nuestro caso.
EE: ¿Desde cuándo afecta la medida?
ROSA VAÑÓ: En cuanto entra el producto por la frontera. Aunque mi producto estuviera vendido y estuviera en tránsito en el mar, el contenedor o lo que sea, al llegar allí es cuando se ejecuta. Para el Gobierno americano, es cuando entra la mercancía en territorio americano.
EE: Dado que vuestra empresa solo vende producto envasado, el que los aranceles no se apliquen al aceite a granel os resulta un tanto indiferente.
ROSA VAÑÓ: Hombre, si el aceite español de alguna forma puede seguir presente en Estados Unidos y no perder la marca país, creo que beneficia a todo el mundo. Aunque a mí la subida arancelaria me perjudique por el tipo de negocio que tiene Castillo de Canena, que el aceite español pueda seguir vendiéndose, como marca país, dentro de lo que cabe, creo que nos ayudará a seguir manteniendo en la mentalidad del consumidor americano un aceite de oliva procedente de un país en concreto, que somos nosotros.
EE: ¿De qué manera concreta os ha afectado a vosotros la medida? ¿Cuál es la importancia del mercado estadounidense para vuestra empresa?
ROSA VAÑÓ: Es el tercer mercado para nosotros fuera de España. Después del Reino Unido (donde también nos está afectando el Brexit) y Alemania, Estados Unidos es nuestro segundo o tercer país en volumen de exportación, en capilaridad, no solo en volumen, sino también en nuestra capacidad de distribución numérica en el país, que hemos estado trabajando desde hace muchísimo tiempo.
EE: ¿Y tenéis alguna capacidad de maniobra? No sé, imagino que hablando con vuestros importadores para intentar enjugar o suavizar estas medidas…
ROSA VAÑÓ: Sí, y de hecho lo estamos ejecutando ya. Estamos trabajando en que el consumidor y nuestra marca no se vean afectados, aunque en eso… Tenemos que dejarnos muchísimos pelos en la gatera, pero no podemos renunciar a todo lo que hemos trabajado. Y, por otro lado, también hay cierta incertidumbre porque no sabemos cuánto tiempo va a durar esto, de qué forma… ¿Qué otras alternativas estamos viendo? Ahora mismo estamos barajando todo menos perder el mercado que hemos creado en Estados Unidos.
EE: O sea, ¿en vuestro horizonte no hay contempladas pérdidas de clientes en Estados Unidos?
ROSA VAÑÓ: En la medida en que podamos, no. Hay contempladas otro tipo de pérdidas, pero no de clientes. Bueno, más que pérdidas es la defensa del mercado. No pretendemos, ni creemos, ni queremos perder un ápice de la posición que teníamos, cueste lo que cueste. Hemos conseguido defender las posiciones de mercado que hemos adquirido con unas inversiones personales, económicas, de tiempo y de todo, importantes. Es que un 25 % nos desplaza del mercado, porque ningún otro país de la cuenca mediterránea tiene esos aranceles.
EE: ¿Es posible luchar contra un arancel de ese tipo invirtiendo más en marketing o en promoción para justificar la subida de precio ante el consumidor final?
ROSA VAÑÓ: Hay que utilizar todos los recursos, esos pueden ser válidos, pero también se pueden utilizar otros: en este momento es aguantar en las espaldas de la compañía parte del impacto del arancel.
Otro sector muy afectado es el de la aceituna de mesa que, ya en julio de 2018, sufrió un incremento arancelario del 35%. El nuevo gravamen afecta ahora a todo tipo de aceitunas verdes. Tenemos al otro lado del teléfono a Antonio de Mora, secretario general de ASEMESA, la asociación que integra a la mayor parte de las empresas españolas del sector aceitunero:
EL EXPORTADOR: Señor de Mora, ¿qué consecuencias cree que va a tener el aumento de aranceles para los exportadores españoles de aceitunas?
ANTONIO DE MORA: Es muy difícil estimar las consecuencias que puede tener, no podemos saberlo porque depende de muchos factores. La única referencia que tenemos son los aranceles recientes en el caso de la aceituna negra, que nos ha supuesto la pérdida de la mitad de las exportaciones desde el 1 de agosto del año pasado. Esos eran unos aranceles del 35 %, pero en el caso de la aceituna verde, aunque sean de un 25 %, depende también de la capacidad de los demás países competidores para ocupar el sitio que puede dejar España. Hay que tener en cuenta que, en las aceitunas verdes, a diferencia de las negras, el mercado es más complejo: hay muchos formatos, muchos envases de vidrio que no los hay en las negras. Es decir, el surtido que se envía es más complejo, hay más tipos de rellenos, y todo eso complica o retrasa el que nos puedan hacer una competencia tan rápida, que perdamos cuota de mercado tan rápido como en el caso de las negras. Nosotros no podemos saber, ni nadie lo sabe, si vamos a perder un 40% o un 60%, y en qué tiempo lo vamos a perder.
EE: ¿Qué tipo de aceitunas o qué tipo de productos están afectados?
ANTONIO DE MORA: Todas las aceitunas verdes, tanto la aceituna a granel, como la aceituna envasada, como todos los tipos de relleno. Están todas las partidas de aceitunas verdes.
EE: ¿Cuántas o qué porcentaje de empresas tienen Estados Unidos como su principal o uno de sus principales mercados?
ANTONIO DE MORA: Estados Unidos es el principal mercado. Aproximadamente el 21 % de las exportaciones van a Estados Unidos, siguen yendo a Estados Unidos. Y digo “siguen yendo” porque antaño era mucho más importante; con el tiempo, la Unión Europea fue adquiriendo más importancia como destino de exportaciones, pero en el análisis país por país sigue siendo Estados Unidos el primero y en el sector es raro que exista una empresa que no exporte a Estados Unidos.
EE: ¿Hay alguna forma de que las empresas puedan suavizar el impacto de medidas como estas?
ANTONIO DE MORA: No lo sé. Evitar el impacto intentando vender más en otros mercados, hacer un esfuerzo comercial más importante en otros mercados, pero eso es muy difícil porque la mayoría de los países en los que estamos (sucede igual que en la aceituna negra) España es líder y cualquier esfuerzo comercial que hagas ahí en cualquier sentido puede suponer provocar una guerra de precios con otros competidores españoles. Es decir, hay muy pocos mercados donde uno pueda luchar y tratar de quitarle cuota de mercado a una aceituna de Marruecos o de Grecia o de otro país. Normalmente somos los españoles. Va uno a Rusia y el 95 % de la aceituna que hay allí es española; en Japón es el 80 %, aunque este no es un mercado importante; en la Unión Europea la mayoría de la aceituna es española y luego hay un 20 o un 10 % de otros países. Vamos a ver qué pasa para ver si este 25 %... El importador se va a encontrar con un problema, que es la dificultad de encontrar proveedores que sustituyan a España... También puede ser que no necesariamente ese 25 % sea el impacto que llegue al consumidor.
El sector lácteo también es otro de los principales afectados por la subida del arancel estadounidense, especialmente para los exportadores de quesos. Luis Calabozo es el director general de la Federación Nacional de Industrias Lácteas.
EL EXPORTADOR: ¿A qué tipo de productos lácteos afecta el arancel?
LUIS CALABOZO: Son prácticamente todos los lácteos de todos los países de la Unión Europea. Es decir, no se ha restringido a los cinco países en teoría más afectados por las supuestas ayudas, reclamadas por Estados Unidos, de la Unión Europea a Airbus, sino a todos los estados miembros.
EE: ¿A qué tipo de productos concretamente? Por ejemplo, ¿afecta a todo tipo de quesos?
LUIS CALABOZO: En nuestro caso, en general, son todo tipo de quesos. Esta es una lista abierta que en cualquier momento el presidente Trump ha anunciado que puede cambiar, tanto los niveles de las tarifas arancelarias, los capítulos arancelarios, como los países de origen de esos capítulos arancelarios. Hasta el momento son todos los quesos que actualmente se envían desde Europa a Estados Unidos.
EE: ¿Desde cuándo se aplica la medida? Es decir, ¿las ventas, por ejemplo, de un queso hecho en septiembre pero que llega más tarde del 18 de octubre a la aduana estadounidense están afectadas o no?
LUIS CALABOZO: Sí, sí están afectadas. Incluso la mercancía que está en tránsito queda afectada por el arancel del 25 % en el caso de los quesos.
EE: ¿Qué consecuencias prevén que puede acarrear esta medida?
LUIS CALABOZO: Pues muy negativas. El mercado de Estados Unidos se ha convertido en el primer mercado en valor de destino de las exportaciones de queso españolas que, desde el comienzo de la década, se han multiplicado por 2,6. Esto quiere decir que este es un sector que, de ser incipiente, ha pasado a ser consolidado. Además, Estados Unidos, siendo el primer destino en valor, es el cuarto en volumen, lo que quiere decir que este es un mercado de quesos de alto valor añadido, fundamentalmente denominaciones de origen, quesos puros de oveja. Para el manchego es su principal mercado, incluso por encima del mercado nacional. La pérdida de este mercado tiene consecuencias importantes para un sector quesero especializado, de alto valor añadido, y hoy por hoy sustituir un mercado como el americano es muy difícil.
EE: ¿Hay algo que las empresas españolas puedan hacer para mitigar o suavizar de alguna manera esta medida?
LUIS CALABOZO: Intentar seguir pidiendo a las Administraciones que un conflicto comercial entre fabricantes de aviación civil no repercuta colateralmente en un sector como el de los quesos españoles. Hay que seguir insistiendo en eso, pidiendo ayuda del bloque europeo, pero es verdad que esta medida del presidente Trump va al corazón de la unidad de acción de la Unión Europea, dado que también se amenaza con que se puede discriminar en cada momento tipos de queso, tarifas y orígenes del queso. Nos encontramos en una situación difícil en la cual hay que buscar alternativas de mercado, se están buscando y se buscan continuamente. Yo creo que hay que hacer promoción, por supuesto, en mercados alternativos y seguir promocionando en el mercado americano, ya que el consumidor americano va a tener que pagar más caro estos quesos. Luchar con promoción por tratar de mantener dentro de lo que se pueda nuestro nivel de presencia en ese mercado a los precios que implica un arancel. Al final, el arancel lo pagará el consumidor o bien la disminución de las exportaciones de nuestro país.
El sector cárnico se ha visto afectado en algunos productos entre los que, afortunadamente, no se encuentran jamones y paletas. Nos hemos puesto en contacto con COVAP, la Cooperativa Ganadera del Valle de los Pedroches, que cuenta con una filial en Estados Unidos. Juan Antonio Ballesteros es su responsable.
EL EXPORTADOR: No podía imaginar COVAP cuando se estableció en Estados Unidos en 2015 que podía ocurrir algo parecido a lo que ha pasado, ¿no?
JUAN ANTONIO BALLESTEROS: Pues la verdad es que no. Cuando hicimos el plan estratégico, planteamos una serie de problemas o amenazas para un proyecto de este tipo y no estaba contemplado el tema de aranceles, ni mucho menos en esta proporción tan elevada como es un 25 %.
EE: ¿Qué tipo de productos vende COVAP en Estados Unidos?
JUAN ANTONIO BALLESTEROS: Nosotros vendemos dos líneas: la gama de curados, donde entra jamón, paleta, embutidos, en piezas y loncheado; y, por otro lado, la carne de cerdo ibérico de bellota congelada.
EE: Pero, ¿los aranceles no afectan a todos los productos?
JUAN ANTONIO BALLESTEROS: Ahora mismo te podría decir que no afecta al principal producto, que es el jamón y la paleta, pero sí afecta a embutidos y a carne congelada. Lo que pasa es que esto digo que se supone, porque los códigos arancelarios no están demasiado claros ni definidos y, consultando a las Administraciones Públicas, al ICEX, a embajadas, a asociaciones, hay un poco de controversia o desconocimiento.
EE: ¿Qué consecuencias prevéis que va a tener esta subida de aranceles para vuestras ventas?
JUAN ANTONIO BALLESTEROS: Lógicamente, una reducción. Lo primero es una pérdida de margen, piensa que hay muchos eslabones en la cadena (desde importador, distribuidor, cliente final) y, para minimizar esta subida y que al cliente final no le afecte el 25 %, los diferentes eslabones tenemos que asumir parte de la subida del arancel; pero, por desgracia, muchos productos sufrirán esta subida y eso va a producir a medio plazo una disminución de las ventas y, por lo tanto, del consumo.
EE: ¿Qué cuota de mercado representa para vosotros el mercado estadounidense?
JUAN ANTONIO BALLESTEROS: A nivel internacional ahora mismo estamos hablando de un 60 %, o sea, que es un volumen muy, muy elevado, y muy importante. Pensando que, aunque empezamos a vender en 2010 y COVAP USA se estableció en 2016, vamos a hacer cuatro años, se puede decir que estamos empezando a crecer, porque este mercado es difícil; entonces, para nosotros, una traba a medio camino nos tiene preocupados.
EE: ¿Teméis que se pueda aplicar una subida de aranceles en el futuro a otros productos de vuestra gama?
JUAN ANTONIO BALLESTEROS: Este es el principal problema. Si se ha aplicado ya a productos…, ¿quién nos dice que mañana no lo van a aplicar al producto estrella, que es el jamón de bellota 100% ibérico? Eso sí sería un problema muy importante y no voy a decir catastrófico, porque no quiero ser alarmista, pero sí preocupante. Puede pasar cualquier cosa. Hay que pensar también que estamos en año electoral (en noviembre de 2020 hay elecciones en Estados Unidos) y yo no soy optimista de que vayan a verse reducidas o eliminadas estas medidas. Las empresas españolas estamos esperando que haya en este caso medidas o ayudas, o que la Unión Europea realmente haga fuerza, que creo que es la única manera de que esto se pueda anular.
EE: Se suele decir que diversificar mercados es siempre una ventaja para evitar este tipo de riesgos, ¿pero existe un mercado sustitutivo al estadounidense, con ese nivel de consumo para vuestro producto?
JUAN ANTONIO BALLESTEROS: Probablemente a corto plazo no. Esto no es: “Quito de Estados Unidos y mañana lo llevo a Japón o a Corea”. Por desgracia, no es así de fácil, entonces hay que diversificar (cuanto más diversifiques, más oportunidades tienes), pero es un tema complicado.
En resumen, el sector agroalimentario español ha sufrido un serio revés del que no será fácil recuperarse a corto plazo. La imposición de los aranceles repercutirá en un aumento del precio al consumidor final que, para las empresas, supone redoblar su esfuerzo en promoción para justificar por qué se ha de pagar más por los productos españoles. La sustitución de un mercado de tan elevada demanda como el estadounidense llevará tiempo.