La India ha conseguido afianzarse entre las grandes potencias económicas del mundo tras varios ejercicios de expansión y se espera que, después del parón provocado por la crisis del coronavirus, consiga recuperar con relativa celeridad la senda del crecimiento. Pero este desarrollo también viene acompañado de no pocos desafíos y, entre ellos, destacan los relativos al transporte y la movilidad.
El fuerte aumento de la población urbana y del número de vehículos en los últimos años ha incrementado la tensión sobre la red de infraestructuras y agudizado los problemas relacionados con las congestiones de tráfico, la contaminación o los accidentes.
Superar estos retos implica una reformulación del sistema tradicional y esta no puede centrarse únicamente en la industria del automóvil, pues afecta de forma transversal a muchas otras actividades y debe satisfacer las necesidades de todos los usuarios, de las empresas y de la economía. Al igual que ha ocurrido en muchos otros países, esa respuesta está llegando de la mano de la movilidad inteligente, término que viene a englobar, en líneas generales, a todos los medios de transporte alternativos al vehículo privado tradicional y que también apuntala la utilización de la tecnología para facilitar la integración y mejorar la calidad de vida de los ciudadanos.
El Gobierno ha desplegado durante los últimos cinco años el programa Smart Cities Mission (SCM), un ambicioso plan de renovación y modernización urbana, con el objetivo de crear 100 “ciudades inteligentes” para 2022 que sirvan como modelo para otras regiones. La mayor parte de los casi 23.000 millones de euros de financiación de esta estrategia se están destinando al smart transport, pero también cerca de un 16% se está dirigiendo a infraestructuras y otro 9,5% a la creación de aplicaciones y soluciones digitales (ver infografía adjunta).
Los proyectos del SCM se adjudican normalmente a través de procesos de licitación y compras públicas, pero no existe un procedimiento armonizado, puesto que el sistema está descentralizado. No obstante, el Gobierno ha desarrollado un proceso de modernización a través del Portal Central de Compras Públicas y del Government e-Marketplace, que facilita el acceso a la información y a los procedimientos, mucho más sencillos en los casos en que las iniciativas en transporte o en smart cities sean auspiciadas por organismos multilaterales, como el Banco Mundial o el Banco Asiático de Desarrollo.
Desde la Oficina Económica y Comercial de España (Ofecomes) en Mumbai advierten sobre las barreras de entrada a este mercado y aconsejan hacer un buen análisis de las oportunidades de negocio, valorando la posibilidad de una implantación directa en el país o la colaboración con un socio local o tercero de confianza, a través de joint-venture, en el caso de que se apueste por participar en este tipo de proyectos.
“En un mercado tan complicado como el indio”, señalan desde la citada Ofecomes, “contar con un socio ya implantado facilita las cosas, pero las experiencias son diversas y no debería hacerse nunca sin el apoyo legal de un bufete de especializado”. La obligación de crear un foro de supervisión, en el que deben figurar representantes de ONG, para participar en las iniciativas del programa también anima a contar con la colaboración de una asociación de este tipo.
Además de la estrategia Smart Cities Mission, también se han implementado otras iniciativas, tanto públicas como privadas, con la idea de fomentar las nuevas formas de desplazamiento a través de la construcción y mejora de las redes de transporte por carretera y ferrocarril, el impulso de los vehículos eléctricos y conectados o el desarrollo de nuevas fórmulas de movilidad compartida.
La India es la cuarta potencia mundial en el sector del automóvil, por detrás de China, Estados Unidos y Japón, y aspira a convertirse en la tercera en 2026. Esta actividad acapara el 7,1% del PIB nacional y es un destino importante de la inversión extranjera directa. El mercado local se caracteriza, además, por el liderazgo de los vehículos de dos ruedas, pues representan cerca del 80% de la producción y de las ventas, mientras que los vehículos de pasajeros cuentan con un peso cercano del 13% en ambos rubros.
La consejera de la Ofecomes en Mumbai, Vanesa Álvarez, resalta que “el sector de la automoción ya había experimentado una importante contracción en el año fiscal que terminó en marzo de 2020”. Esta se produjo antes de la propagación de la pandemia del coronavirus y llegó a suponer un descenso de las ventas de entre un 10% y un 40% en función de las marcas.
“Las medidas adoptadas para hacer frente al COVID-19 en el segundo trimestre tuvieron un impacto devastador en esta industria, pues la fabricación se interrumpió y las ventas se congelaron durante dos meses, por lo que para este ejercicio fiscal se espera que la reducción se sitúe en el entorno del 15% respecto al ya difícil año anterior”, comenta Vanesa Álvarez. Por tanto, la automoción en la India se hallaba inmersa en un cambio estructural ya antes de la llegada del coronavirus y son muchos los expertos que apuntan que esta crisis está acelerando el cambio.
Moody's proyecta un aumento del 20% en las ventas de vehículos para el próximo año, aunque esta previsión dependerá de cómo se desarrolle la pandemia y de la recuperación económica y del consumo. Incluso si todo va bien, la agencia calificadora estima que se necesitarán al menos cuatro años para que el consumo recupere las cifras anteriores.
“A medio plazo”, explica la consejera de Mumbai, “se espera que la recuperación del sector pase por buscar fórmulas innovadoras de movilidad inteligente, lo que aumentará considerablemente la electrificación de los vehículos de dos y tres ruedas, los más populares de la India, fomentando así la micromovilidad, el uso de vehículos de menor tamaño, la movilidad compartida y los alquileres”. También son relativamente buenas las perspectivas para los vehículos comerciales.
Pese a que el tamaño del mercado de los vehículos eléctricos es todavía relativamente pequeño, pues representa menos del 1% del total, sí ha disfrutado de un fuerte impulso en los últimos años hasta llegar a generar más de 1.920 millones de dólares en 2019, un 30,5% más que en el ejercicio anterior.
El Gobierno es consciente de la importancia de este segmento y lo está apoyando con el Plan Nacional de Movilidad Eléctrica (NEMM P2020). También se han puesto en marcha medidas a escala central y regional para impulsar la producción y venta de vehículos “verdes”, como las rebajas de los intereses en los préstamos para las adquisiciones, las reducciones de impuestos o el reciente anuncio de una iniciativa para instalar puntos de carga para vehículos eléctricos en 69.000 gasolineras del país.
La movilidad inteligente se asocia a las mejoras urbanas y al concepto de smart cities, en el que el sector de la automoción está llamado a tener un papel fundamental, no solo bajo la forma tradicional de proveedor de productos, sino cada vez más como proveedor de servicios de movilidad. Asimismo, la movilidad compartida es otro segmento en alza en este país asiático, pero su actividad se había desacelerado antes del COVID-19 y está sufriendo la crisis de manera similar al resto del sector.
Desde la Ofecomes en Mumbai se señala que nuestro país es percibido como un potencial socio para el desarrollo de las smart cities y de la movilidad inteligente, gracias a que cuenta con experiencia contrastada en varios proyectos en este campo, especialmente en grandes ciudades como Madrid o Barcelona. De hecho, ya en 2016 se alcanzó un acuerdo entre la Confederación de Industrias Indias y un consorcio de firmas españolas, lideradas por Indra, para la colaboración en el plan de desarrollo urbano inteligente en Nueva Delhi.
Por su parte, Eptisa se convirtió en project manager consultant (PMC) en cinco de las 20 primeras ciudades seleccionadas para recibir financiación dentro del programa Smart Cities Mission (SCM) iniciado en 2016. Varias constructoras, como Grupo San José, han participado igualmente en diversos proyectos de infraestructuras de transporte.
Además de en el ámbito de la ingeniería y la consultoría, y de la construcción, el desarrollo de la movilidad inteligente sin duda generará oportunidades para las soluciones digitales y, sobre todo, para los fabricantes de componentes de automoción. Precisamente, en este campo nuestro país cuenta con firmas multinacionales con una dilatada trayectoria en este mercado.
Aquí encontramos ejemplos de proveedores como el de Ficosa, establecida en el país desde 1998, Gestamp, que cuenta con varias plantas propias, CIE Automotive, líder en la producción local de imanes para la automoción, o Grupo Antolín, con cinco fábricas y más de 1.000 empleados.
Esta actividad se encuentra, además, en pleno proceso de transición hacia el vehículo eléctrico, especialmente en los casos de los de dos y tres ruedas, y también se plantean nuevas opciones de negocio para proveedores de componentes más específicos como cargadores y baterías.
Por último, hay que tener en cuenta que el Gobierno indio está reforzando las medidas de carácter proteccionista con el objetivo de convertir el país en un centro manufacturero y de exportación de referencia. De este modo, iniciativas como el programa Make in India o el más reciente Self-Reliant India hacen que cada vez más ámbitos considerados estratégicos, sobre todo dentro de la industria de la automoción, estén fuertemente protegidos y se impidan las importaciones.
JAVIER GARCÍA CUESTA
El mercado de las infraestructuras de transporte en India 2020
Ofecomes Nueva Delhi, ed. ICEX, octubre 2020, 32 págs., en español
Ficha sector. Smart Transport y e-Mobility en India 2020
Ofecomes Mumbai, ed. ICEX, 2020, 11 págs., en español
Ficha sector. Vehículos eléctricos en India 2020
Ofecomes Mumbai, ed. ICEX, 2020, 9 págs., en español
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