Con este préstamo se podrá financiar parte de los costes del Bono Contra el Hambre, un “programa de transferencias monetarias creado en respuesta a la pandemia. Consiste en una transferencia única realizada a personas que no tienen ingresos estables, al no recibir un salario del sector público o privado ni una pensión o ingresos de la seguridad social a largo plazo”, según publica el BID. No sólo ayudará a la financiación de estos bonos sino que, además, contribuirá en parte con las transferencias monetarias de la Renta Dignidad, un programa en el que participan personas mayores de 60 años que no reciben ingresos por jubilación.
Sin duda, la pandemia provocada por la Covid-19 ha generado una importante contracción económica a nivel mundial y especialmente en Bolivia. El pasado año 2020 los números a nivel económicos se han visto afectados de manera muy negativa, habiendo descendido el Producto Interior Bruto (PIB) un 7,8 % y la tasa de desempleo subió en más de un 6 % desde el tercer trimestre del 2019 al mismo periodo en 2020.
Esta crisis ha afectado esencialmente a los ingresos de los grupos más pobres y vulnerables que dependen de sus actividades laborales, en gran parte informales, para sostener su consumo. Con este préstamo se busca “beneficiar a unas 458 000 personas del programa Renta Dignidad y a aproximadamente 1,7 millones de personas que recibieron pagos del Bono Contra el Hambre” (BID, 2021).
Este proyecto, cuenta con un periodo de desembolso de dos años, un período de gracia de diez años y un tipo de interés basado en el LIBOR. Además, se encuentra alineado con las prioridades de la Visión 2025, un documento elaborado y publicado por el grupo BID en el que se establecen unas guías claras para el apoyo a los países de la región de forma que se pueda alcanzar una recuperación inclusiva y sostenible.
Ficha Multilateral del Banco Interamericano de Desarrollo para Bolivia 2021