La perspectiva negativa refleja las presiones persistentes sobre la liquidez externa de Túnez que surgen de las grandes necesidades de financiación, que promediarán el 13,2 % del Producto Interior Bruto durante el periodo 2018-2020, señala la firma en un comunicado.
A pesar de los avances en la consolidación presupuestaria, la aplicación de las reformas fiscales sigue siendo lenta, existiendo fuertes presiones para que aumenten los salarios en medio del elevado descontento social. Por otro lado, se observa una alta vulnerabilidad de la economía ante los choques exógenos, como a un posible aumento en los precios del petróleo, a condiciones de financiación internacional más estrictas y a una demanda europea más débil.
Sin embargo, según los pronósticos Fitch, la combinación de políticas más estrictas y un incremento en la producción nacional de hidrocarburos (con la puesta en marcha del campo de gas de Nawwara) contribuirá a una mejora del elevado déficit exterior.
Las nuevas subastas de divisas del Banco Central elevarán la flexibilidad del dinar y reducirán las presiones sobre las reservas. El fuerte apoyo de la comunidad de acreedores oficiales, en el contexto de la transición democrática de Túnez, es un punto clave para mantener la calificación y ayudará a mitigar los riesgos externos de liquidez.
La perspectiva actual es negativa y no se prevén mejoras para el año que viene; sin embargo, existen factores que pueden favorecer positivamente la revisión de la perspectiva a estable. Entre ellos:
• Aplicación de políticas de ajuste y reformas que apoyen la estabilidad macroeconómica y reduzcan los riesgos a la baja para la economía.
• Reducción de los déficits presupuestarios con la estabilización de la ratio deuda pública / PIB a medio plazo.
• Una mejora sostenible en el déficit por cuenta corriente de Túnez, que conlleva menores necesidades de financiación externa y mayores reservas de liquidez internacional.
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