Según publica The Conversation, 2021 se cerró con una caída elevada de la fabricación de automóviles debido a la falta de microchips y a la escasez de materiales necesarios para fabricar baterías.
En noviembre de 2021 la producción de automóviles en el Reino Unido experimentó una caída del 29 %. Esta caída supone un gran impacto en la economía británica puesto que la industria automovilística representa el 13 % de las exportaciones británicas y tiene un valor de 44 000 millones de libras (52 670 millones de euros).
La mayoría de los vehículos fabricados en Reino Unido son exportados a la Unión Europea (alrededor del 80 %) y, por ello, el país necesita los suministros para fabricar las baterías y así poder continuar con su ritmo normal de facturación.
La patronal del motor británica (SMMT) pide al Gobierno un mayor apoyo a la industria para solucionar la situación puesto que el riesgo de que esta tendencia de decrecimiento continúe durante 2022 es aún mayor. Además, las nuevas medidas arancelarias entre la UE y el Reino Unido debido al Brexit, preocupan aún más a los fabricantes del sector.
Se espera que en 2022 se fabriquen un millón de vehículos como consecuencia de los problemas en la cadena de suministros y el impacto del Brexit. Este dato es muy inferior al de 2016, cuando se alcanzó el máximo histórico de producción anual con 1,7 millones de vehículos.
Estos hechos, combinados con que el Gobierno británico prohibirá la fabricación de vehículos diésel o gasolina para el año 2030, exigirá una demanda aún mayor de microchips y baterías para que la industria del automóvil no experimente una caída mayor en el largo plazo. Actualmente, un 25 % de los vehículos fabricados en el país son eléctricos o híbridos y para poder continuar con este ritmo de fabricación es necesario una gran inversión en el sector de las baterías.
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