La ley de quiebras se encuentra ya presente en muchos países del Consejo de Cooperación del Golfo. En Emiratos Árabes Unidos, fue aprobada en septiembre de 2016 y en 2018, fueron Bahréin y Arabia Saudí los que promulgaron dicha legislación.
Esta nueva regulación establece medidas concretas para las empresas en dificultades. Su contenido es especialmente de carácter preventivo y facilita posibles reestructuraciones para dar continuidad a la actividad empresarial. Esto es una garantía para los inversores, sobre todo para los extranjeros.
El objetivo principal es evitar el cierre total de las empresas, posibilitando la reestructuración de las deudas, la liquidación con deudores, y en última instancia, facilita el proceso concursal, si es necesario. Para ello, un juzgado encargará a un administrador la supervisión de todo el proceso, como si de una liquidación se tratara, aunque ésta sería la última opción. Este supervisor analizará la operación y estudiará las posibilidades de reestructuración. Si finalmente no es viable, el juzgado declarará la bancarrota.
Cuando analizamos los pros y los contras de este proceso, nos encontramos que las mayores desventajas son:
1. Dependiendo de la estructura societaria, el propietario de la empresa podría llegar a responder con patrimonio personal ante sus acreedores.