Ante los riesgos derivados de esta situación, los bancos centrales de las principales economías del mundo están retirando gradualmente los estímulos monetarios, con el objetivo de reducir el gasto de los hogares y controlar la inflación, según se desprende del portal CrHoy.
Pese a que las perspectivas del Banco Central de Costa Rica sitúan la inflación general y la subyacente para los años 2022 y 2023 dentro de los márgenes de tolerancia (3 % + 1 punto porcentual), se espera que en el primer semestre del año 2022 la tasa de inflación general tienda hacia su límite superior. Además, el Índice de Precios al Productor, que mantuvo una tendencia alcista a lo largo de 2021, alcanzó el 13,9 % en diciembre de 2021; con el consecuente riesgo de que el incremento se trasfiera a los precios al consumidor.
Así, con el objetivo de luchar contra la inflación y evitar la generación de posibles efectos de segunda ronda, el Banco Central de Costa Rica ha incrementado su tasa de interés interbancaria (también llamada Tasa de Política Monetaria) en 50 puntos base, hasta alcanzar una tasa de 1,75 % anual. Este aumento implica un mayor coste de los créditos para los bancos que, a su vez, lo repercutirán en el coste del crédito para sus clientes.